La economía de Nicaragua, que durante los últimos años ha servido como uno de los pilares financieros para sostener la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, muestra claros signos de desaceleración en 2025. De acuerdo con datos del Banco Central de Nicaragua (BCN), el crecimiento general de las actividades económicas en el primer semestre del año fue de 3.3%, por debajo del 4.5% alcanzado en el mismo periodo del año pasado.
La situación es aún más preocupante si se observa el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE), que mide el desempeño promedio de los últimos doce meses. En 2025, el índice apenas crece 2.8%, frente al 5% reportado en 2024. Aunque todavía no se percibe el impacto del arancel del 18% impuesto por la administración de Donald Trump a las exportaciones nicaragüenses, la tendencia ya apunta a un enfriamiento de la economía.
El economista Néstor Avendaño advierte que el PIB de Nicaragua podría ser revisado a la baja si persisten las tensiones comerciales. Según su análisis, la economía nacional enfrenta una doble presión: la dependencia de las exportaciones hacia Estados Unidos y una demanda interna debilitada debido al encarecimiento del consumo y la inversión.
Actividades económicas en declive
La desaceleración no afecta a todos los sectores por igual, pero las cifras revelan un patrón preocupante. Con excepción de la industria manufacturera y el comercio, la mayoría de las actividades muestran menor dinamismo o incluso entran en terreno negativo:
- Agricultura: Creció apenas 2.6% en el semestre, muy por debajo del 5.1% registrado en 2024. Solo en junio, la actividad casi se estanca con un 0.1% de variación positiva.
- Pecuaria: Uno de los pocos sectores en alza, con un crecimiento acumulado del 4.1% frente al 1.7% del año pasado. El aumento se debe a mayores exportaciones de ganado, incremento en la producción de lácteos y más matanza vacuna y avícola.
- Pesca y acuicultura: En caída libre. Pese a un repunte puntual de 5.5% en junio, el semestre acumula una contracción de -28.9%, mucho más profunda que el -8.6% de 2024.
- Minería y canteras: Crece 3.1%, pero está lejos del 8.2% del año anterior. En junio, sin embargo, hubo un alza del 22.1% impulsada por la extracción de oro, arena y materiales de construcción.
- Industria manufacturera: Mejora su desempeño con un crecimiento de 3.2%, tras un estancamiento del 0% en 2024, gracias a la producción de lácteos, carnes, bebidas, textiles y derivados de petróleo.
- Construcción: Prácticamente paralizada, con un crecimiento de apenas 0.7%, muy lejos del 11.9% registrado en el mismo periodo del año pasado.
- Energía y agua: La generación energética cae -16.2%, arrastrando al sector a una contracción global del -8.3%. Solo el suministro de agua muestra un leve crecimiento de 3.5%.
- Comercio: Se mantiene estable, con un crecimiento del 7.9%, casi igual al 7.6% de 2024.
- Hoteles y restaurantes: Desaceleran fuertemente, pasando de un crecimiento del 13.8% en 2024 a solo 6.9% en 2025, impactados por la caída del turismo y el fin del negocio ilícito de tráfico de migrantes.
- Intermediación financiera: Crece 4.8%, aunque también pierde dinamismo respecto al 5.8% del año pasado.
Impacto de los aranceles y búsqueda de mercados
El régimen enfrenta un nuevo desafío con el arancel del 18% que impuso Donald Trump a las exportaciones nicaragüenses. Aunque su impacto pleno aún no se siente, expertos anticipan efectos adversos sobre sectores como la manufactura y la agroindustria, altamente dependientes del mercado estadounidense.
Ovidio Reyes, presidente del BCN y principal operador económico de Ortega, admitió recientemente que la política arancelaria preocupa. Según Reyes, la estrategia del régimen será diversificar destinos comerciales, pero la capacidad de respuesta es limitada debido a la dependencia estructural de las exportaciones hacia Estados Unidos.
La economía nicaragüense avanza hacia un escenario de desaceleración sostenida que podría comprometer la estabilidad financiera del régimen Ortega-Murillo. Mientras el comercio y la industria manufacturera aún sostienen parte del crecimiento, otros sectores estratégicos como la agricultura, la construcción y la energía muestran signos de agotamiento.
La vulnerabilidad se agrava por factores externos, como los aranceles estadounidenses, y por una gestión económica enfocada en sostener el poder político antes que en incentivar la productividad. Si la tendencia continúa, el régimen podría enfrentar un deterioro fiscal que impacte no solo a sus redes de control, sino también a millones de nicaragüenses que ya viven bajo la presión de la crisis.