La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha profundizado en las últimas semanas un proceso sistemático de purgas internas que evidencia la consolidación de un modelo autoritario y dinástico en Nicaragua. De acuerdo con un análisis del Centro de Investigación CETCAM, la reciente ofensiva ha alcanzado incluso a figuras históricas del sandinismo, generando un clima de terror en los círculos de poder y desatando tensiones inéditas entre las élites del régimen.
Bayardo Arce, Baltodano y Moncada: símbolos de una “antropofagia política”
Entre las víctimas más recientes de esta ofensiva se encuentran Bayardo Arce, uno de los nueve comandantes de la revolución de los años 80, y el general en retiro Álvaro Baltodano, ambos figuras clave en las relaciones del régimen con el sector privado. Asimismo, Néstor Moncada Lau, asesor de máxima confianza de Ortega, fue detenido y trasladado a un centro penitenciario. La purga, calificada por expertos como antropofagia política
, responde al objetivo de eliminar cualquier voz que pueda amenazar la sucesión dinástica que Rosario Murillo viene articulando desde hace años.
La estrategia ha incluido detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, arrestos domiciliarios y procesos judiciales opacos, configurando un patrón de represión dirigido incluso contra quienes antes eran considerados aliados leales. Este método, según analistas, recuerda el mito de Saturno devorando a sus hijos, al eliminar a figuras históricas que podrían disputarle el poder.
Reformas constitucionales y concentración total del poder
Paralelamente, Ortega y Murillo han impulsado una profunda reestructuración institucional que refuerza el control absoluto de la presidencia. La aprobación de una nueva Constitución en 2025 anuló la independencia de los poderes del Estado, subordinando al Poder Judicial, el órgano electoral y las instituciones municipales al mando central. La Procuraduría General de Justicia ha sido convertida en un superente que concentra funciones judiciales y administrativas, consolidando un sistema diseñado para blindar la permanencia en el poder.
Según CETCAM, el Frente Sandinista de Liberación Nacional ha quedado reducido a un membrete simbólico
, utilizado únicamente para legitimar los abusos del régimen y mantener fidelizados a sectores fanatizados. La figura de Murillo emerge como la sucesora indiscutible, mientras algunos de los hijos del matrimonio comienzan a perfilarse como parte de una eventual segunda generación sucesoria.
La Ley 1258: un nuevo golpe a la propiedad privada
A inicios de agosto, la Asamblea Nacional, controlada por Ortega y Murillo, aprobó la polémica Ley de Territorio Fronterizo (Ley 1258), que amplía en 15 kilómetros la franja de control estatal a lo largo de las fronteras norte y sur, afectando directamente a 27 municipios y comunidades indígenas. Aunque el régimen la presentó como una medida de seguridad nacional, especialistas advierten que se trata de una herramienta confiscatoria que pone en riesgo derechos de propiedad y autonomía territorial.
El temor entre las poblaciones afectadas es creciente: No sabemos si nos van a quitar nuestras tierras o expulsar de ellas
, denuncian líderes comunitarios. La norma contradice marcos legales nacionales e internacionales, incluyendo el Estatuto de Autonomía de las Regiones Autónomas y la Ley de Propiedad de Pueblos Indígenas.
Centroamérica en tensión: escenarios electorales inciertos
Este panorama interno ocurre en un contexto regional marcado por la incertidumbre electoral. Honduras celebrará elecciones en noviembre de 2025 bajo cuestionamientos de legitimidad, mientras que Costa Rica enfrentará comicios en febrero de 2026 con más de 20 partidos en competencia, en medio de una crisis económica, altos niveles de violencia e inseguridad.
Para 2027, Nicaragua, Guatemala y El Salvador tendrán procesos presidenciales. En el caso de Nicaragua, las esperanzas de elecciones libres son prácticamente nulas debido al estado policial impuesto por Ortega y Murillo, quienes han diseñado un modelo dinástico para perpetuar su control.
Purgas internas
Las purgas internas, la concentración del poder y las reformas confiscatorias confirman la naturaleza autoritaria del régimen Ortega-Murillo. Mientras se consolidan los mecanismos de sucesión familiar, Nicaragua enfrenta una de las crisis políticas más profundas de su historia reciente, con implicaciones directas sobre la estabilidad regional y los derechos humanos.
Murillo sabe que hay sectores que la rechazan y podrían ofrecerle resistencia, por eso ha empujado cambios sustantivos en los meses más recientes a fin de afianzar su poder, legitimarse ante sus partidarios y eliminar de tajo cualquier conato de rebelión interna que pudiese surgir. Por eso impuso su nombramiento como co-presidenta en la constitución espuria aprobada recientemente. Por eso también no ha dudado en deshacer cualquier vestigio de apoyo y lealtad a Ortega..
